Hace ahora un año y medio sufrí una intoxicación alimentaria —si hay una bacteria chunga a 2836272826782km a la redonda, viene directa a por mi pobre e inflamable intestino— y pasé dos días en cama viendo reels, uno detrás de otro.
Hasta entonces debo decir que no le había cogido el gusto a eso del scrolling: literalmente no entendía por qué la gente perdía tantísimo tiempo haciendo eso.
Claro que sentía que las redes sociales me quitaban tiempo y afectaban a mi atención, a mi cognición y hasta a mi salud mental, eso lo sabemos ya bien todas, pero realmente nunca me había sentido enganchada a ver vídeos de menos de un minuto durante horas. Me parecía algo desagradable y absurdo: de verdad que no lo entendía.
Pero me puse mala y no podía leer. No podía ver la tele, no podía pensar. Buscaba algo que me friera el cerebro y vaya sí lo conseguí: pasé cuarenta y ocho horas con la nariz pegada a la pantalla de mi iPhone sin pensar en nada.
Lo interesante ocurrió después:
Cuando ya me encontraba bien, no me apetecía leer ni ver películas. Incluso cuando me forzaba, tenía el móvil en la mano. En muy poco tiempo me di cuenta de que me había afectado profundamente a la voluntad: los dedos se me iban literalmente solos al teléfono; cada vez que iba a entrar en la app del banco o en el correo, pasaba antes por Instagram sin darme cuenta.
Pronto escribía peor, me concentraba peor, me apetecía menos hacer todo. Os juro que me sentaba a escribir y cogía el móvil cada diez minutos para mirar. ¿Mirar qué?
Así que tomé medidas: desinstalé la app del móvil (aún la descargo solo en épocas de promoción y luego la vuelvo a desinstalar) y le conté a mi marido lo que me estaba pasando, para que me ayudara a tomar consciencia si me veía enganchada más rato de la cuenta.
Hace un año y medio de aquello y ha sido mi mejor año de lecturas. He conocido un millón de autoras nuevas y no solo las he leído: las he estudiado. Las he subrayado, memorizado, masticado. He tomado notas de los libros en los márgenes, he aprendido cosas que no sabía que necesitaba saber y en definitiva he sido muy feliz.
En realidad eso es lo que quería contarte: leer más y mejor me ha hecho profundamente feliz.
Entiendo que es un reclamo que no todo el mundo compra y que no es fácilmente vendible, pero es el que es: perderme en los textos de otros y crear los míos propios es lo que le ha dado un mayor y más profundo sentido a mi vida.
Ahora veo a mi hijo Santiago salir de casa siempre con un libro bajo el brazo y la verdad, lectora: lloro un poco. Bienvenido al maravilloso mundo que solo conocemos los lectores, hijo mío: aquí todo es posible.
Creé Punto de Inflexión hace un año y medio con la intención de que se convirtiera en la base de todo mi trabajo y así ha sido. Este año no solo he leído más que nunca: he producido también como nunca antes.
He escrito el mejor libro de mi vida —La Sociedad Lectora, que sale ya ya ya: el 7/7— y también he creado contenidos semanales con los que confeccionar las 7 guías de Punto de inflexión sobre Autocuidado, Toma de decisiones, Autoconocimiento, Mentalidad expansiva, Paso a la acción, disciplina y Diseño de vida.
Es mi trabajo más ambicioso hasta la fecha y, si lo piensas, solo fue posible gracias a una bacteria puñetera, así de loca es la vida.
Leer más puede cambiar toda tu vida:
Te hace más feliz, te hace más inteligente, te hace pertenecer al club más interesante de todos —el de las lectoras, claro está—, te enseña a hacerlo mejor todo.
Tienes hasta la noche de la presentación (el lunes 7 por la noche) para entrar en Punto de Inflexión y ser parte de la Semana Santaurora, una experiencia inmersiva creada solo para lectoras que disfrutan de todo el mundo del libro y que además van a tener acceso durante un año a TODA la biblioteca de este espacio: el archivo más grande en habla hispana de desarrollo personal con perspectiva feminista, o lo que es lo mismo:
La puerta directa a tu mejor vida.
Solo si lo tuyo es leer, claro: hay quien prefiere reels y bueno, igual también está bien.
Si esto te habla a ti, el momento para pensártelo es este:
Mira bien lo que incluye la Semana Santaurora aquí:
Con amor,
MF